1. Para prepararse para el ministerio.
Jesús pasó cuarenta días y noches en el desierto ayunando y orando antes de comenzar la obra de Dios en esta tierra. Necesitaba tiempo a solas para prepararse para lo que su Padre lo había llamado a hacer (Mateo 4:1-17; Marcos 1:12-13; Lucas 4:1-14).

2. Buscar la sabiduría de Dios.
Pablo y Bernabé oraron y ayunaron por los ancianos de las iglesias antes de encomendarlos al Señor para Su servicio (Hechos 14:23).

3. Para mostrar pena.
Nehemías se lamentó, ayunó y oró cuando supo que los muros de Jerusalén habían sido derribados, dejando a los israelitas vulnerables y deshonrados (Nehemías 1:1-4).

4. Para buscar liberación o protección.
Esdras declaró un ayuno corporativo y oró por un viaje seguro para los israelitas mientras hacían el viaje de novecientas millas a Jerusalén desde Babilonia (Esdras 8:21-23).

5. Arrepentirse.
Después que Jonás pronunció juicio contra la ciudad de Nínive, el rey se cubrió de cilicio y se sentó en el polvo. Luego ordenó a la gente a ayunar y orar. Jonás 3:10 dice: "Cuando Dios vio lo que hicieron y cómo se convirtieron de sus malos caminos, se arrepintió y no trajo sobre ellos la destrucción con la que los había amenazado".

6. A la orientación.
Después de perder cuarenta mil hombres en batalla en dos días, los israelitas clamaron a Dios por ayuda. Jueces 20:26 dice que todo el pueblo subió a Betel y "se sentó a llorar delante del Señor". Ellos también "ayunaron ese día hasta la tarde". Al día siguiente el Señor les dio la victoria sobre los benjamitas. Estaban pidiendo orientación sobre lo que debían hacer y cómo debían proceder.

7. Para adorar a Dios.
Lucas 2 cuenta la historia de una profetisa de ochenta y cuatro años llamada Ana. El versículo 37 dice: "Ella nunca salía del templo, sino que adoraba día y noche, ayunando y orando". Anna era devota de Dios y el ayuno era una expresión de su amor por Él.